domingo, 18 de agosto de 2013

Hablamos de... "Libertad"

Es probable que Jonathan Franzen sea uno de los mejores escritores americanos de nuestro tiempo.

Sin embargo, también puede ser uno de los mayores pedantes de nuestro tiempo. En Internet tiene numerosos detractores y es que el tío va diciendo que odia twitter y que es el nuevo Dickens. Ah, y no quiso ir al programa de Oprah de primeras. Creo que eso esta casi penado con la cárcel en Estados Unidos.


Cuando lees "Libertad" puedes decantarte por dos equipos: me-chifla o vaya-basura. Yo pertenezco al primer equipo, pero puedo entender a los vaya-basura.

Te guste ó no, puedo asegurar que "Libertad" esta magníficamente escrito, de ahí la primera frase de esta entrada. ¿Y porque no gusta? Pues porque no pasan demasiadas cosas. Es una novela larga, en la que no pasan demasiadas cosas. Y si os soy sincera no se si se puede saber de antes si la novela te va a gustar o no. Yo tuve la suerte de ser de las primeras, pero he leído a gente por ahí diciendo que el manual de la lavadora también puede estar magníficamente escrito y no por ello apasionarles.

"Patty y Walter Berglund son miembros de una nueva y floreciente clase urbana, pioneros en la recuperación de un barrio degradado. Además de madre modelica y esposa perfecta, Patty es la vecina ideal, la que sabe dónde se reciclan las pilas y cómo escoger un colegio adecuado para los niños. Junto con su marido Walter, abogado ecologista y fervietne defensor de la bicicleta, aportan su grano de arena a la construcción de un mundo mejor. Sin embargo, la llegada del nuevo milenio pone la vida de los Berglund patas arriba. Su hijo quinceañero se instala en casa de los vecinos republicanos, Walter acepta trabajar para una compañia minera, y Richard Katz, antiguo compañero de Walter, rockero extravagante y mujeriego empedernido, cobra un protagonismo insospechado en la pareja."

Me fastidia un poco que Walter sea tan "cool". No se porque se me ocurren tantos libros donde la mujer tiene un síndrome pre-menstrual constante ¿Habrá de todo no? Vamos, digo yo.

En fin, que lo intentéis. Y si no os convence al principio dejadlo. Yo no pude hacerlo.



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