Para hacer una crítica veraz de lo que me ha parecido “El
Valle del Asombro”, no se me ocurre nada mejor que exponer la espiral de
emociones a la que me he visto arrastrada. En fin. Debe ser que tengo una vida
poco interesante. O que soy muy friki. Allá vamos:
1. Leyendo la notica del próximo lanzamiento: ¡Oh Dios mío! –
Palmas sudorosas, ojos brillantes - Amy Tan ha escrito un nuevo libro. Ha de
ser mío.
2. Leyendo la contraportada con el libro entre mis manos: ¡Que
buena pinta! La idea no es rompedora pero al fin y al cabo, escribió El Club de
la Buena Estrella. Definitivamente he de darle una oportunidad.
3. Empezando a leerlo: Hmmm, esta historia me quiere sonar
de algo… ¿Pero de qué?
4. Tras 30 páginas: ¿Acaso es un homenaje a Memorias de una
Geisha? Es la única explicación para que hasta una de las protagonistas
principales se llame igual en las dos novelas…
5. Tras 60 páginas: ¿Quizás esta es la manera de decirnos
que Arthur Golden era un sinónimo de Amy Tan durante todo este tiempo es esta? –
Búsqueda en Google de la teoría. Teoría descartada.
6. Tras 100 páginas: Creo que Amy Tan ha secuestrado a
Arthur Golden y mientras ella tomaba mojitos en Punta Cana, él ha sido el que
ha estado escribiendo El Valle del Asombro.
7. Tras 200 páginas: Que mujer tan desgraciada.
8. Tras 300 páginas: Que mujer tan desgraciada. ¿Qué va a
pasarle ahora?
9. Tras 400 páginas: Que mujer tan desgraciada. ¡Por favor! ¿¡¿¡¿Qué
más puede pasarle ahora?!?!?!
10. Tras 500 páginas: Ah, pues si podía ser peor si…
11. Tras 547 páginas: ¿Ya está? ¿Todos tan contentos?
En conclusión, tragedia tras tragedia y final precipitado.
Le concederé que engancha (a mí por lo menos). Esperaba bastante más. Al fin y
al cabo, escribió El Club de la Buena Estrella.
P.D: Arthur, si estás leyendo esto y te encuentras
encerrado en algún oscuro sótano, por favor, trata de ponerte en contacto con
el exterior y sobre todo, no pierdas la esperanza.