Eso no quiere decir que nos olvidemos de como respirar,
comer o cualquier otra función vital, si no, simplemente, deleitarnos con algo
sencillo y poco desafiante, intelectualmente hablando. Y creo que a raíz de
esta necesidad, las cadenas de televisión se nutren llenando la parrilla de cualquier
cosa. CUALQUIER cosa. Pero esto ya es otra historia.
De vez en cuando (como por ejemplo últimamente), me gusta
leer cosas sencillitas. Y las disfruto eh… Me entretienen y no me avergüenza confesarlo...
Pero claro… como para escribir una entrada pues no dan.
Así que esta mañana se me ha ocurrido contar un poco donde
he echado mi tiempo literario “intrascendente” últimamente. Y mientras lo
meditaba he pensado la fina línea que separa los libros facilitos y entretenidos
de los bodrios…
La saga Divergente: Pues sí. Me he leído los
tres. Divergente, Insurgente y Leal. Sin titubear demasiado. Y me han gustado.
E iré al cine a ver la peli (sin llegar al extremo de ir disfrazada). Mundo
futurista apocalíptico. Me gustan “Los juegos del hambre” así que supongo que
tiene cierto sentido.
Las horas distantes: Leer este libro denota en
mi cierto grado de sadomasoquismo ya que no me gusta NADA Kate Morton, pero los
astros se alinearon: un ordenador del trabajo que necesita un ebook encriptado,
un ebook que no funcioan cuando está encriptado y sin posibilidades de conseguir
otro ordenador en un remoto país… Y la autora no me decepcionó, sigue siendo
tan mala como siempre. Si me apuras, hasta un poquito peor. Y no es que sea snob con este tipo de novelas,
pero si algo bipolar. Si me gusta Sarah Lark (En el país de la nube blanca y sucedáneos)
pero no me gusta Katherine Pancol (Los ojos amarillos de los cocodrilos y
sucedaneos). Puede que tenga que visitar a un loquero.
Esposa por la mañana: No me lo acabe. Cuando llegue
al punto de “Prefiero astillas en los ojos” decidí que era suficiente. A su
lado, el libro que escribí con 7 años acerca de mi peluche favorito parece “El
Quijote”. La verdad es que viendo el título y la autora, se auguraba un
desenlace semejante. Entono el mea culpa.
Por mejorar un poco mi imagen (después
de la última confesión es algo complicado), también he leído, y me han gustado mucho “La curiosa peregrinación
del chico sin color” y “Las ventajas de ser un marginado”.
Qué difícil es a veces no pensar.